Cuentan que la noche del miércoles se hizo larga en Sevilla, con el equipo celebrando como merecía la clasificación para la novena final de Copa de su historia. Pero la temporada no se acaba aquí para Montellani para el Sevilla. En diez días se enfrenta al fenomenal reto del histórico United y en Liga, donde su trayectoria no puede ser más errática, ve muy lejos la cuarta posición y ni siquiera tiene garantizada la sexta. A dos puntos de esa frontera europea que marca el Sevilla circula el Girona. Revelación indiscutible de la temporada, el modelo deportivo y de negocio gironí empieza a ser observado con curiosidad. Su hermanamiento con el City le impulsa económicamente. Tanto como a nivel deportivo el trabajo de su director deportivo, Quique Cárcel, y del técnico, el audaz Machín. A lomos de su sistema irrenunciable, ha revalorizado a Juanpe, Bernardo, Aday, Mojica. Y a clásicos como Granell y Pere Pons les ha puesto la guinda la espectacular temporada de Stuani. Con 12 goles, el uruguayo es el cuarto realizador del campeonato.
El Sevilla ha terminado con secuelas enero. Banega está lesionado y va a ser reservado para la Champions. Roque Mesa o Pizarro serán su recambio. Pero Montella insiste en el resto de su once de oro con Mudo Vázquez y Muriel subidos en la buena ola y reconciliados con la afición. Y con Navas y Sarabia haciendo buenos minutos en la derecha. Machín recupera efectivos en defensa pero no moverá su línea de centrales. Es un bloque granítico. Bono suma 236 minutos sin encajar gol. Es un partido ideal para saber cómo se supera una resaca o cómo se sueña con Europa. Machín le ha hecho creer al Girona que es capaz de cualquier cosa.
