Mariño y Manu firman tablas

Ni Guerra ni Boakye. Manu Herrera y Diego Mariño fueron los héroes en el Martínez Valero. Los dos porteros se erigieron en dos gigantes. El portero del Elche frenó la impetuosa entrada de Rama al terreno de juego sacando dos manos prodigiosas, una en cada palo, para evitar el tanto pucelano. Mucho más imponente estuvo Mariño, capaz de parar un remate a bocajarro de Coro, un lanzamiento que se colaba por la escuadra de Rubén Pérez, un rechace en propia puerta de Valiente que se cantó gol y, sobre todo, un lanzamiento magistral de Albacar, en el 86’. Con esa parada, Mariño evitó que se repitiese la historia de hace tres temporadas, en aquel playoff por el ascenso y en el que el catalán torpedeó sin piedad la portería del Valladolid para apartarle del camino del ascenso. Al margen de los porteros, el empate hizo justicia. El partido tuvo un color diferente en cada parte. El primer acto fue para el Elche, que mandó hasta que le aguantó la gasolina, y la reacción pucelana llegó en la segunda parte.

El partido comenzó con un Elche volcado sobre el área de Mariño, presionando arriba a la salida del Valladolid y con Botía anticipándose a Javi Guerra para desconectarle en el primer acto. Poco a poco, el cansancio fue haciendo mella en el Elche. JIM, fiel a su estilo habitual, apostó por abrir el campo y hacer daño al Elche, sobre todo por el costado de Damián. En el descanso, los técnicos vieron claro el guión. Escribá solicitó más apoyos para Damián en su banda para cambiar ese agujero. Juan Ignacio no se rindió y tiró de oficio para hurgar en la herida con la entrada de Rama, aprovechando la lesión de Valiente. El albano-kosovar se echó su equipo a la espalda y puso en aprietos a Manu más que nadie. El Valladolid se creció y se hizo dueño de la segunda parte. Cuando el gol estaba más cerca del Valladolid, el Elche, en un arreón impulsado por el balón parado de Albacar, hizo que el partido muriese en el área del Valladolid. No hubo goles y los dos equipos dieron por bueno el punto sumado.